El proceso comienza con la identificación de las necesidades de la familia en un trabajo de diseño participativo basado en El Método del arquitecto Rodolfo Livingston. De esta manera, pretendemos acercarnos lo más posible a la familia, conociendo sus carencias y sus dificultades de una manera más clara y permitiéndonos elegir y consensuar las mejoras más importantes para su vivienda.
En la ejecución de las obras, tratamos de incorporar mediante mingas el trabajo de voluntarios que se acercan a conocer de cerca otras realidades del país en el que viven y a participar de la construcción colectiva de una mejor ciudad.
Desde 2011, llevamos a cabo nuestro programa en el barrio de la Pisullí, al Noroeste de Quito, con familias cuyas viviendas tienen un déficit cualitativo y necesitan mejoras urgentes.
Aunque en un inicio este programa se trató de financiar con el bono de vivienda del MIDUVI (Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda), posteriormente buscamos otras formas de financiamiento mediante la colaboración con otras organizaciones no gubernamentales que están presentes en el sector. En 2012, lo llevamos a cabo gracias al apoyo de CESAL, una ONGD española que trabaja también en esta zona de la ciudad.
